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Fiestas


Mediado el mes de agosto, del 10 al 15, se llevan a cabo en Marmolejo las denominadas ferias patronales en honor de San Julián, cuya festividad canónica se celebra el 28 de enero, y que tradicionalmente se han venido desarrollando, hasta finales de la década de los años setenta del siglo XX, durante la primera semana de septiembre. El 24 de enero se venera y se festeja a la patrona Nuestra Señora de la Paz, si bien la exaltación del fervor mariano de los marmolejeños tiene su más alto exponente en la devoción que en esta villa se le profesa a la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, cuya romería -el último domingo de abril- y todos su prolegómenos se viven como propios en Marmolejo, llevándose a cabo una novena, realizándose el tradicional paseo de las banderas, el traslado de la virgen y la procesión, para concluir con la subida al cerro del Cabezo, situado dentro de la demarcación de la vecina ciudad de Andújar, camino que por su proximidad hace la hermandad de Marmolejo sin pasar por pueblo alguno. 

En el recuerdo quedan las celebraciones, muchas de ellas en fase de recuperación, que daban forma y contenido al ciclo festivo agrario de Marmolejo. Es el caso de la fiesta de la Candelaria, donde desde antiguo se han encendido hogueras para conmemorar la Purificación de María y la presentación de Jesús en el Templo; festividad ésta que dio lugar a la costumbre marmolejeña consistente en que la nueva madre y el recién nacido asistieran a la denominada "misa de la parida", la cual tenía lugar una vez pasada una quincena del alumbramiento, y en la que al final de la misma el sacerdote, revestido con un blanco sobrepelliz y la estola, le leía un trozo de los Evangelios al niño a modo de simbólica iniciación a la vida cristiana. Al día siguiente la celebración seguía con San Blas -el 3 de febrero-, fecha en la que a los niños se les compraban unas rosquillas de pan que tenían la virtud de curar, o de salvaguardar en su caso, de las enfermedades de la garganta a todo aquel que las tomara. 

Desde antaño se ha celebrado en Marmolejo la festividad del Corpus Christi, donde había la costumbre de, una vez concluida la solemne procesión, hacer trenzas con la juncia que había servido de alfombra en las calles, las cuales eran guardadas como amuleto para la protección de los efectos devastadores de las tormentas. Tradicional ha sido también para esa festividad la costumbre de alfombrar con serrín el suelo del recorrido de la custodia. 

En la fecha de Todos los Santos -el 1 de noviembre-, previa a la de Todos los Difuntos, ha existido la costumbre entre los marmolejeños de ir a pasar el día al campo y realizar en él una comida familiar, costumbre ésta que aún perdura en varios pueblos de Sierra Morena.

 

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