Francisco de los Cobos (1477-1547), secretario del emperador Carlos V (rey de España como Carlos I), nació en Úbeda a finales del siglo XV. De origen social humilde, era cuñado del famoso Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán), alcanzando la caballería de la orden militar de Santiago. Entre los títulos, puestos y dignidades que obtuvo resaltan el de comendador de León, adelantado perpetuo de Cazorla, contador mayor de Castilla, ensayador mayor de las Indias y señor de varios lugares castellanos. No obstante, su figura histórica es mucho más recordada por haber desempeñado durante más de veinte años el alto cargo de la secretaría durante el gobierno de Carlos I, además de ser secretario de Estado desde 1516 y desde 1529 del Consejo Supremo.
Protegido del secretario de la reina, Hernando de Zafra, ascendió firmemente al servicio de Fernando el Católico, hasta que en 1516 se dirigió a Flandes recomendado por el cardenal Cisneros, donde consiguió el favor político de Guillermo de Croÿ, señor de Chiévres, en la corte flamenca. Aunque rival del gran canciller Mercurio Arborio de Gattinara, desde entonces comenzó a granjearse el apoyo real. Así, y aunque no siempre mostrase entusiasmo por la política imperial, entre 1529 y 1533, junto a Nicolás Perrenot de Granvela, actuó como el principal consejero regio.
Su alta condición burocrática le llevó a acompañar al emperador en sus expediciones a Alemania, Italia y Berbería; en premio de cuyos servicios, más su intervención en asuntos financieros y moderando la política interior en el estadio final de su mandato, recibió empleos, títulos y privilegios (como la donación de las salinas de Tierra Firme y Nicaragua) que le enriquecieron, gozando de grandes honores, poder e influencia hasta su fallecimiento. Fue enterrado en la rotonda de la iglesia de El Salvador de Úbeda.