Rafael Martínez Molina, nacido en Jaén en 1816, hizo sus primeros estudios en Jaén y con el grado de bachiller marchó a Madrid, ingresando en la Facultad de Medicina, donde pronto descolló su inteligencia y su capacidad para el estudio. En 1846 obtuvo el cargo de Ayudante del Director de trabajos anatómicos en el Colegio de San Carlos. En el mismo año fue nombrado catedrático sustituto permanente y tres años mas tarde catedrático supernumerario de Anatomía general y descriptiva, Fisiología, Anatomía Quirúrgica, Operaciones, Apósitos y Vendajes.
Rafael Martínez Molina fue el discípulo predilecto del sabio médico madrileño doctor Fourquet, que además de excelente cirujano fue notable pedagogo, y a quien sucedió Martínez Molina en la cátedra. Al tiempo que desempeñaba la cátedra asistió como ayudante de profesor del Hospital General, como director de varias clínicas y del Hospital de San Jerónimo de Madrid, demostrando su celo y abnegación en la célebre epidemia del cólera del 1854-1855. Últimamente fue director del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, en Madrid.
Aparte de todas estas actividades fue un verdadero apóstol de la enseñanza, fundando en su propia casa un Instituto Biológico al que concurrieron millares de alumnos. También se distinguió como escritor colaborando en “El Siglo médico” y en varias revistas profesionales y traduciendo numerosas obras extranjeras de medicina. El día 14 de marzo de 1888, a los setenta y dos años de edad, falleció en su ciudad natal. Tal fue la fama de que gozó entre sus mismos compañeros de profesión que recibió el apelativo de “el sabio andaluz”.