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Economía

Los jiennenses viven y trabajan desde el ámbito local con la mirada puesta en el entorno global y las exigencias de competitividad internacional. Durante las últimas décadas el panorama socioeconómico de la provincia ha cambiado de forma decisiva. Al comienzo de la transición democrática los indicadores económicos presentaban una realidad poco alentadora: baja renta per cápita, escasa capacidad de consumo, alto nivel de desempleo, estacionalidad excesiva de la actividad económica… Sin embargo, en las décadas que median entre finales de los setenta y los noventa, el incremento del PIB provincial ha sido del 61,3%. Un proceso de activación económica que ha llevado a un acercamiento a los niveles de la renta de la Unión Europea.

El sector agrario tiene un peso destacado en la economía provincial, estando protagonizado por el cultivo del olivo y la producción de aceite. El olivar de Jaén representa, con unas 580.000 hectáreas, el 25% de la superficie cultivada en España y el 42% de la andaluza. Una agroindustria que es un sector estratégico no sólo por la actividad propia y de las economías satélites, sino por las implicaciones sociales, culturales y medioambientales que comporta. Junto a la producción de aceite, la agroindustria conservera hortofrutícola y la producción y distribución de cereza convierten a Jaén en referencia en nuestras mesas y, cada vez más, en las de otros países.

Junto a la nota común del olivar la provincia cuenta con Sistemas Productivos Locales con características propias, como la industria de la automoción y sus componentes, la industria del mueble de madera, el textil y la confección de ropa y la industria del plástico. Actividades que vienen generando y manteniendo empleo en el ámbito rural y semiurbano, pero que se encuentran ante los importantes retos que plantea la competitividad internacional.

La cerámica y el tejido y elaboración de objetos con fibras vegetales son las principales actividades productivas de carácter artesanal.

Sectores tradicionales que cambian y se adaptan, que conviven con nuevos yacimientos de empleo. Servicios personales, nuevas tecnologías, gestión medioambiental, pero sobre todo el turismo, cobran fuerza como sectores emergentes en la economía provincial.

La oferta turística se basa en los atractivos del interior, combinación entre turismo cultural y turismo rural, que aparece completada por el turismo activo y el de eventos y congresos. Desde principios de los noventa el comportamiento de la demanda y la oferta turística en la provincia ha registrado un crecimiento con una progresión de pendiente leve pero sostenida, si bien la oferta de alojamientos rurales ha despuntado sobre este perfil. Tan sólo en el último año el número de alojamientos rurales se ha incrementado en un 15%.